Sí se siente la presencia de Dios cuando se reza el rosario. Cómo todas las cosas que vienen a mí por azar, decidí aceptar mi misión y lo hice con devoción. Acudí a una experta que me dijera cómo se hace: Sonia, la esposa de mi hermano que es ultra católica. Ella me explicó que rezar el rosario es una acción de meditación y contemplación. ¿Meditación? —pensé— pero si es una pila de ave marías dichas sin sentido. Me explicó que hay varias formas de meditar el rosario. La primera reflexionar sobre la vida de Jesús o de la virgen, dependiendo del misterio, y ver como eso se relaciona con uno. ¿Parecido al a meditación? Si. Si lo primero no pasa hay una segunda técnica: pensar en que podría estar pensando Jesús o la virgen en cada historia. Se supone que ahí es donde uno va encontrando el parecido con la vida de uno. La tercera forma, cuando fallan las otras dos, se hace rezando con amor. “Como diciéndole cosas bonitas a la virgen”, dice Sonia. Ella lo hace tan a conciencia como puede, se concentra en hacer algo bonito y termina en paz.
¿Terminar en paz? Para eso es la meditación —pensé. Así que busqué información del rosario en internet. En la página del Vaticano dice que el rosario se puede complementar leyendo la cita de la biblia en la que se encuentra la historia que relata y la explicación correspondiente en el catecismo de la iglesia católica. El rosario está compuesto por veinte misterios o pasajes de la vida de Jesús. Se dividen en cuatro grupos: los gozosos para los lunes y los sábados; los dolorosos para los martes y viernes; los luminosos del jueves (instaurados por Juan Pablo II en octubre de 2002), y los gloriosos para el miércoles y el domingo.
Imprimí los gozosos pero tenía tantas ganas de rezar el rosario que me fui a ver televisión. Hasta me repetí el documental sobre la fotógrafa Annie Leibovitz: “A life through a lens” (se los recomiendo, lo están dando en Cinemax). Hasta que en un comercial anunció un aparato para rezar el rosario, parecido a un Ipod que lo reproduce en tan solo 26 minutos. Esa fue mi señal. Me paré y armé el kit: biblia, catequismo, camándula (por fin podría estrenar la que me trajo una amiga de Italia), un lápiz y un cuaderno por supuesto.
Con todo listo recé los cinco misterios gozosos: la anunciación; la visitación de la virgen María a su prima Isabel; el nacimiento de Jesús; la presentación en el templo, y la pérdida y hallazgo de Jesús en el templo. Una mini novena de navidad de acuerdo con el evangelio según San Lucas. Con la mente y el corazón abiertos recé el rosario. Puedo decirles que el rosario si es un medio de meditación y que si se puede sentir la presencia de Dios cuando se reza. ¡Increíble!
De esa experiencia les puedo decir que:
Leer directamente de la biblia el pasaje del misterio es mucho mejor que aprenderse el misterio de memoria y recitarlo como una ametralladora sin derecho a respirar. Entendí que la biblia y la religión católica están llenas de ejemplos de gente transparente, es decir que dejan que Dios se manifieste a través de ellos. Unos lo llaman dejar que la vida fluya. La iglesia católica diría que esas personas han hecho la voluntad de Dios. Uno de esos ejemplos es la virgen María que aceptó gestar y parir un fruto que reproduce la esencia de Dios. Como ella, todos tenemos un fruto que dar. Si todos fuéramos transparentes y en directa y constante comunicación con Dios, no habría problema: el fruto se anuncia, uno acepta, lo produce y lo presenta en público. Fluye con la vida. Pero el fruto nos pasa por delante, nos lo anuncian, soplan, sugieren y no lo vemos o hacemos que no lo vemos. A veces sí podemos ver la tarea y creemos que no somos capaces de cumplirla. ¿Pues qué creen? El ángel Gabriel viene a decirle a María y a todos nosotros, que estamos llenos de gracia, que Dios siempre está y ha estado con nosotros y que no hay nada de qué preocuparse. Deberíamos decir ¡listo, yo me le mido! o como diría Madona “Give it 2 me”
Siguiendo con los misterios, plena de dicha la virgen María ha encontrado su propósito y dice: “Celebro en todo mi ser la grandeza del señor y mi espíritu se alegra en el Dios que me salva”. Una vez uno acepta producir el fruto, hay muchos que se alegran como la prima de la virgen quien la bendice. De acuerdo con la Real Academia de la Lengua alguien bendito es alguien dichoso, bienaventurado, feliz. María lo es por traer el fruto salvador y reconciliador. El ángel Gabriel les dice a los pastores que se alegren porque ha nacido Dios: “Gloria a Dios en el Cielo y en la tierra, gracia y paz a los hombres”. Cómo en la meditación, gracia y paz para todos a partir de un fruto, que es un pedacito de Dios que trae paz. Así todos podemos ser y producir prolongaciones de Dios, rayitos que llevan su luz a donde se necesita (como San Francisco de Asis). Como el árbol generoso ¿no les parece?
Pero para que eso pase, el fruto tiene que ser presentado, publicado. Que otros lo conozcan y disfruten de esa paz. El pie de página de mi biblia decía que la alegría más grande de Dios es darse a conocer. Creo que entre más gente dé sus frutos, mas se conocerá el reino de paz y así muchos más de los alejados podrán volver. Así entre más personas decidan cargar los frutos de Dios, más diversas serán las formas de reencuentro con Dios y más personas disfrutarán de su reino, ese del que se habla en el padre nuestro.
Luego de esta experiencia no creo que vaya a rezar el rosario como rutina. Sobre todo porque hay otras prácticas meditativas con las que me siento más cómoda como cantar el mantra de Anusara yoga (ver también) . Aunque haber meditado los misterios gozosos fue definitivo para entender cuál es el fruto que voy a gestar.
Bueno y el próximo propósito es: “Hoy ayudaré en los oficios de mi casa”. La idea es hacer algo nuevo, digamos que un reto, entonces voy a cocinar.
¿Terminar en paz? Para eso es la meditación —pensé. Así que busqué información del rosario en internet. En la página del Vaticano dice que el rosario se puede complementar leyendo la cita de la biblia en la que se encuentra la historia que relata y la explicación correspondiente en el catecismo de la iglesia católica. El rosario está compuesto por veinte misterios o pasajes de la vida de Jesús. Se dividen en cuatro grupos: los gozosos para los lunes y los sábados; los dolorosos para los martes y viernes; los luminosos del jueves (instaurados por Juan Pablo II en octubre de 2002), y los gloriosos para el miércoles y el domingo.
Imprimí los gozosos pero tenía tantas ganas de rezar el rosario que me fui a ver televisión. Hasta me repetí el documental sobre la fotógrafa Annie Leibovitz: “A life through a lens” (se los recomiendo, lo están dando en Cinemax). Hasta que en un comercial anunció un aparato para rezar el rosario, parecido a un Ipod que lo reproduce en tan solo 26 minutos. Esa fue mi señal. Me paré y armé el kit: biblia, catequismo, camándula (por fin podría estrenar la que me trajo una amiga de Italia), un lápiz y un cuaderno por supuesto.
Con todo listo recé los cinco misterios gozosos: la anunciación; la visitación de la virgen María a su prima Isabel; el nacimiento de Jesús; la presentación en el templo, y la pérdida y hallazgo de Jesús en el templo. Una mini novena de navidad de acuerdo con el evangelio según San Lucas. Con la mente y el corazón abiertos recé el rosario. Puedo decirles que el rosario si es un medio de meditación y que si se puede sentir la presencia de Dios cuando se reza. ¡Increíble!
De esa experiencia les puedo decir que:
Leer directamente de la biblia el pasaje del misterio es mucho mejor que aprenderse el misterio de memoria y recitarlo como una ametralladora sin derecho a respirar. Entendí que la biblia y la religión católica están llenas de ejemplos de gente transparente, es decir que dejan que Dios se manifieste a través de ellos. Unos lo llaman dejar que la vida fluya. La iglesia católica diría que esas personas han hecho la voluntad de Dios. Uno de esos ejemplos es la virgen María que aceptó gestar y parir un fruto que reproduce la esencia de Dios. Como ella, todos tenemos un fruto que dar. Si todos fuéramos transparentes y en directa y constante comunicación con Dios, no habría problema: el fruto se anuncia, uno acepta, lo produce y lo presenta en público. Fluye con la vida. Pero el fruto nos pasa por delante, nos lo anuncian, soplan, sugieren y no lo vemos o hacemos que no lo vemos. A veces sí podemos ver la tarea y creemos que no somos capaces de cumplirla. ¿Pues qué creen? El ángel Gabriel viene a decirle a María y a todos nosotros, que estamos llenos de gracia, que Dios siempre está y ha estado con nosotros y que no hay nada de qué preocuparse. Deberíamos decir ¡listo, yo me le mido! o como diría Madona “Give it 2 me”
Siguiendo con los misterios, plena de dicha la virgen María ha encontrado su propósito y dice: “Celebro en todo mi ser la grandeza del señor y mi espíritu se alegra en el Dios que me salva”. Una vez uno acepta producir el fruto, hay muchos que se alegran como la prima de la virgen quien la bendice. De acuerdo con la Real Academia de la Lengua alguien bendito es alguien dichoso, bienaventurado, feliz. María lo es por traer el fruto salvador y reconciliador. El ángel Gabriel les dice a los pastores que se alegren porque ha nacido Dios: “Gloria a Dios en el Cielo y en la tierra, gracia y paz a los hombres”. Cómo en la meditación, gracia y paz para todos a partir de un fruto, que es un pedacito de Dios que trae paz. Así todos podemos ser y producir prolongaciones de Dios, rayitos que llevan su luz a donde se necesita (como San Francisco de Asis). Como el árbol generoso ¿no les parece?
Pero para que eso pase, el fruto tiene que ser presentado, publicado. Que otros lo conozcan y disfruten de esa paz. El pie de página de mi biblia decía que la alegría más grande de Dios es darse a conocer. Creo que entre más gente dé sus frutos, mas se conocerá el reino de paz y así muchos más de los alejados podrán volver. Así entre más personas decidan cargar los frutos de Dios, más diversas serán las formas de reencuentro con Dios y más personas disfrutarán de su reino, ese del que se habla en el padre nuestro.
Luego de esta experiencia no creo que vaya a rezar el rosario como rutina. Sobre todo porque hay otras prácticas meditativas con las que me siento más cómoda como cantar el mantra de Anusara yoga (ver también) . Aunque haber meditado los misterios gozosos fue definitivo para entender cuál es el fruto que voy a gestar.
Bueno y el próximo propósito es: “Hoy ayudaré en los oficios de mi casa”. La idea es hacer algo nuevo, digamos que un reto, entonces voy a cocinar.
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